FITO Y ZARPAS

Soy Adolfo Morales, conocido en mi pueblo como Fito. Sinceramente, no soy mas que un pringao de pueblo que cursó ingeniería, y iba un poco sin un rumbo fijo por la vida, hasta que la vida me pegó un buen golpe. Perdí a la persona más importante de mi vida, y me hizo darme cuenta de lo frágil que es esta.

Así pues, de todo lo malo se puede sacar el lado bueno, y decidí cambiar por completo el rumbo de mi vida para llevar un estilo bajo mis propias reglas. Un estilo de vida simple, en el cual vives con poco, pero que a mi parecer, lo tienes todo! Tienes el tiempo, que tan preciado nos es.

En este proceso de cambio, la decisión que marcó el punto de inflexión y no retorno, fue dejar mis estudios de maestría que cursaba en Estados Unidos. Master para el cual invertí años para poder estar allí, pero seguía sin ser algo que me ilusionase y que me hiciese vibrar. Al dejarlo, volví a España, compré una preciosa ambulancia a la cual bauticé como “La Hippisténica”, y la camperizé. El 30 de diciembre de 2021, abandoné la que había sido mi casa durante años y años, y me mudé a mi suit sobre ruedas.

En enero, aún sin terminar de homologarla, me puse a viajar por España y al llegar al Sur, en Jerez de la Frontera, la terminé de homologar. Después, seguí mi viaje hacia Francia y Córcega, y fuí moldeando lo que hoy día es este proyecto en el transcurso de este tiempo. Proyecto que me ilusiona y hace que vibre de emoción!

En Agosto de 2022 vuelvo a mi casa, herencia de mi padre y mi madre, para vaciarla, y alquilarla. Días duros, muchos recuerdos envueltos en tan poco espacio, y las heridas de la perdida de alguien al que admiras, y quieres con todo tu ser, hacen que no sea una tarea fácil. Nada más acabar con este proceso, viene el gran cambio, la gran heroína de esta aventura y mi gran compañera, hace aparición!

Unos amigos encuentran a Zarpis en una gasolinera, en un estado pésimo y desnutrida. Tras dos semanas cuidando de ella, deciden que no pueden hacerse cargo de ella, ya que tienen 4 gatos y un perro, y le intentan buscar una casa. Ahí es donde aparezco yo, sin casa pero con un hogar sobre ruedas.

Aunque jamás en la vida me imaginé tener un gato, y nunca me han llamado la atención, la conocí, me enamoré de aquella pequeña pelotilla y se unió a esta fumada de proyecto. Por cierto, gracias a vosotros también por apoyar tremenda locura y estar leyendo esto. Sigo. Al empezar a convivir, tenía claro que quería que ella fuera libre, como yo sentía que lo era.

La primera vez tenía los huevos de corbata. La abrí la puerta junto a un bosque, y la dejé salir a juguetear. Pasarón dos horas, y volvió a descansar. Así pues, paso a paso hemos ido ganando confianza, conociéndonos, y sobre todo, venciendo nuestros miedos.

Pero esto, no acaba aquí! A nuestro paso por Montenegro, ya con el proyecto en marcha, aparece de la nada un pequeño grandullón abandonado en la nieve, que se nos unío montaña arriba, cuando ibamos hacia una cabaña de montaña. Un perrito de tan solo unos meses que estaba allí perdido. Se gano nuestros corazones (en realidad solo el mío por que Zarpis… jejeje) y decidí que si al siguiente día bajaba de la montaña también con nosotros, le llevaría a la veterinaria y ver si se unía a nosotros. Total, que vino 6 kilómetros montaña abajo con nosotros, se subió a la furgoneta y en el veterinario nos dijeron que no tenía chip ni nada.

Resultado… Pues que ahora somos 3 en este barco, al cual tendremos que llamar El Arca de Fito a este paso. Gato, perro y humano, seguimos con la aventura con más ganas que nunca y a seguir disfrutando y aprendiendo en el viaje!

Un abrazo familia y SEGUIMOS CON LA RUTA!!!!